Beirut, 2 jun (EFE).- En una guerra en la que apenas hay periodistas sobre el terreno, un grupo de activistas sirios se ha propuesto informar de la forma más profesional posible de la mano del semanario Enab Baladi, que llega a lectores del norte del país y en el exilio.
Lo que comenzó hace poco más de tres años como un proyecto con no más de diez periodistas ciudadanos en Daraya, en la periferia de Damasco, ha ido creciendo hasta convertirse en una publicación en papel y por internet con una plantilla de 30 personas repartidas por toda Siria y el extranjero.
Su tirada semanal es de 7.000 ejemplares, de los que 5.000 se distribuyen en la mitad septentrional del territorio sirio y 2.000 en Estambul y el sur de Turquía, donde tienen una oficina y la imprenta.
El director ejecutivo Amer Mahdi Doko aún recuerda su lanzamiento en enero de 2012: “Queríamos ofrecer una perspectiva de lo que ocurre realmente sobre el terreno, no desde el punto de vista de la propaganda del régimen, porque en Siria no había periodismo independiente, todo es régimen”.
Enab Baladi, que significa “las uvas de mi país”, hace referencia directa a Daraya, de donde proceden sus fundadores.
“Buscábamos un nombre que representara nuestra identidad como individuos que vienen de allí, y Daraya es muy conocida por sus uvas; cuando la mencionas en Siria siempre te preguntan por las uvas, que son muy buenas”, explica Doko a Efe por internet.
El nombre también conecta con “la revolución” contraria al régimen de Bachar al Asad, agrega el responsable, porque en Siria “es considerada como un huerto con distintos frutos”.
Aun así, Doko defiende que el enfoque del semanario es “neutral”, ya que el objetivo es “ofrecer prensa libre al público sirio, sin influencia de ideologías o afiliaciones políticas”.
Por este motivo, intentan cubrir cada rincón del país, aunque “las zonas del régimen son difíciles porque nuestros reporteros son objetivo de las fuerzas gubernamentales”, se lamenta.
De hecho, tres miembros de su equipo murieron cuando cubrían noticias por la acción de los efectivos de Al Asad.
Caso aparte es trabajar en los dominios del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
En Deir al Zur, una provincia conquistada casi en su totalidad por los yihadistas, Enab Baladi tiene un reportero, con el que es complicado contactar por la situación de seguridad.
En esos lugares, “estamos presentes a través de nuestra red de amigos para informar de lo que pasa, pero es difícil porque (los radicales) son brutales con quienes envían noticias”, apunta Doko.
Los temas que el periódico aborda son de lo más variado, ya que la prioridad es “escribir sobre cualquier cosa que afecta a los sirios en el momento actual”.
Así, en el último número hay artículos sobre la voladura de la prisión de Palmira por parte del EI, los últimos ataques de la aviación militar o la historia de una adolescente campeona de tenis de mesa que jugará con la selección de Turquía tras refugiarse en ese país.
Los reporteros reciben capacitación por parte de organizaciones internacionales que apoyan esta iniciativa como Internews Europe, la holandesa Free Press Unlimited y la francesa Association de Soutien aux Médias Libres, entre otros.
De hecho, las ayudas de algunas de estas ONG son las que permiten que Enab Baladi sea gratuito y que sus trabajadores, que empezaron como voluntarios, reciban una pequeña compensación.
Otra característica es que el 40 por ciento de su personal son mujeres. “Cuando empezamos queríamos que hubiera representación de todos, y en Daraya había muchas mujeres activistas, que han desempeñado su labor con éxito”, detalla Doko.
El resultado de estos esfuerzos son 171 números de un semanario que ha publicado ininterrumpidamente en los últimos tres años, excepto una semana “cuando las fuerzas de Al Asad invadieron Daraya”.
Doko está satisfecho con la tarea desarrollada pero quiere más.
“De acuerdo con el perfil de medios sirios de la BBC, Enab Baladi está entre los cinco principales periódicos de Siria; los otros cuatro son del régimen -subraya-. Lo que hemos logrado hasta ahora es bueno, pero no es suficiente, aspiramos a convertirnos en una publicación local reconocida, respetada y profesional”.
En ese sentido, quieren apuntar más alto “para convertirse en una ventana para un diálogo público sobre diversos asuntos entre los sirios”. EFE